El Centro de Estudios Transdisciplinarios de Centroamérica (CETCAM) presentó el estudio “Voz, saberes, cultura y memoria. Resistencias y resiliencias colectivas de las mujeres nicaragüenses”, cuyo objetivo es contribuir a visibilizar las diferentes formas de violencia que han experimentado las mujeres nicaragüenses desde el estallido social del 2018 en el país, en especial para un grupo determinado de mujeres: artistas, ciberactivistas, académicas y periodistas.
Arlen Padilla, investigadora principal del estudio explicó sobre estos grupos que, “en el universo de las mujeres nicaragüenses, las periodistas, cibertactivistas, artistas y promotoras culturales, así como las académicas son cuatro grupos que durante los últimos cinco años han experimentado formas de violencia específicas, especialmente violencia política”.
Agregó que para indagar sobre estas violencias y para dar protagonismo a las vivencias de las mujeres, la investigación tuvo un enfoque participativo, “contamos con sesiones de validación del diseño de la investigación, grupos focales y entrevistas a profundidad. En cada una de las actividades las mujeres participantes contaron sus propias experiencias vitales”, explicó.
Principales hallazgos
Las mujeres periodistas, ciberactivistas, académicas, artistas y promotoras culturales han sido blanco de una política institucional de represión como represalia por desafiar los roles y estereotipos de género impuestos socialmente, tanto en la esfera general como en ámbitos específicos.
Elvira Cuadra, coautora del estudio, nos explica: “a este grupo de mujeres se las persigue por su participación en el proceso social dirigido hacia la transformación democrática del país. Esta política represiva se manifiesta en diversas formas y aspectos de la vida de las mujeres, destacándose los discursos de odio, criminalización, cárcel, destierros, despojo de la nacionalidad, confiscaciones, agresiones físicas y verbal, violencia sexual, acoso, vigilancia, amenazas, privación de derechos fundamentales, violencia digital, violencia económica, migración y separación familiar forzada”.
La investigación reveló el tipo de violencias que vive cada grupo de estudio, las que reflejan las diversas formas de represión y discriminación que enfrentan en sus respectivos campos.
“Las periodistas han sido un colectivo particularmente afectado por una serie de violencias políticas, vividas incluso antes del estallido social de 2018. La censura, la criminalización, los destierros y la desnacionalización, así como el desplazamiento forzado, son solo algunas de las expresiones más graves de esta violencia. Por su parte, las académicas son sometidas a una serie de obstáculos que limitan su capacidad para llevar a cabo investigaciones independientes y expresar libremente sus opiniones”, comentó Arlen Padilla.
Afirmó que, en el ámbito digital, las ciberactivistas enfrentan un escenario complejo y preocupante, “los insultos, amenazas, difamaciones y hostigamientos perpetrados a través de plataformas digitales reflejan una realidad en la que tanto los actores políticos afines como los opuestos al régimen contribuyen. Y, las mujeres artistas y promotoras culturales han vivido el cierre de espacios y organizaciones sociales, lo que ha coartado su libertad de expresión y, les priva de oportunidades económicas y de desarrollo profesional. Incluso en el exilio, la precariedad económica dificulta la sustentabilidad de su práctica artística y su sobrevivencia”.
Estrategias de resilencia
Las mujeres periodistas, artistas, ciberactivistas y académicas en Nicaragua han desplegado una serie de estrategias de protección y defensa para enfrentar las diversas formas de violencia política que las rodean, tanto dentro como fuera del país. Entre ellas se destacan en el estudio, las siguientes:
a) Para las artistas la experimentación con nuevos formatos artísticos y la inclusión de discursos críticos de manera sutil en sus obras les ha permitido desafiar la censura y mantener su voz activa; y,
b) La colaboración y el intercambio de ideas con colegas de confianza ha sido una vía de académicas y docentes para mantener viva su labor a pesar de la represión gubernamental. En el exilio, la participación en investigaciones colectivas y el aprovechamiento de oportunidades de formación profesional han sido estrategias importantes para mantenerse activas y actualizadas en sus campos de estudio”.
En última instancia, estas estrategias de protección y defensa no solo han sido fundamentales para la supervivencia individual de estas mujeres, sino que también han contribuido a fortalecer la resistencia colectiva y la lucha por la justicia y la democracia en Nicaragua. Su capacidad para adaptarse y resistir en medio de la adversidad es un testimonio de su valentía y determinación en la búsqueda de un futuro más justo y equitativo para todas las personas en el país.
“Estos grupos de mujeres se ven activas, participantes y que aportan para la construcción de una Nicaragua más justa, inclusiva y democrática”, concluyó Cuadra.